Nos pasamos la vida culpando a los demás y al pasado de nuestras desgracias, de nuestra infelicidad, de nuestra escasez de tiempo y dinero. Pero a la luz de los tiempos actuales no podemos continuar postergando nuestra felicidad, es nuestra responsabilidad hacernos cargo de nuestra paz interior y de nuestro bienestar.
1. Vives atrapada en el pasado y en el futuro: no has descubierto el poder del Ahora, el poder de la Presencia, que es consciencia. Cuando practicamos el arte de la atención plena en el presente (sin juicio, sin apego y sin rechazar lo que es) lo único que puede suceder es el desarrollo de la compasión, de la ecuanimidad (no reacción), la auto-observación y el anclarte en tu verdadera identidad, desapegándote del sufrimiento. Descubres la ley de la impermanencia, aprendes a ver las cosas tal como realmente son y aprendes el arte de vivir, el secreto de la verdadera felicidad. El propósito de esta práctica de atención plena (que puedes desarrollar a través de vipassana o del mindfulness, por ejemplo) es ponerle fin al sufrimiento humano.
2. Le diste tu poder a alguien o a algo más: a tu trabajo, a tu jefe, a tu status, a la vida, a tu terapeuta, a tu sicóloga, a tu pasado, a tu futuro, al miedo, a la angustia, al estrés o a lo que te pasa sin que lo puedas “controlar”. Es decir, no crees en ti y no confías en la vida. O crees en ti pero crees más en otros. Si no crees en ti es porque no te conoces. Si crees que no tienes habilidades es porque no las has descubierto, no porque no las tengas. La vida siempre te está sosteniendo. El poder está en ti y no afuera. Debes traerlo de regreso a tu interior y desarrollar tu propia maestría basada en tu autenticidad.
3. No has encontrado tu Propósito y/o no lo estás cultivando. Y con esto me refiero a que no solo debemos descubrir nuestro Propósito sino además diseñarlo de manera permanente, ser arquitectos de nuestra vida. Debes encontrar tu “para qué”. Si no has descubierto tu Propósito, es probable que no te hayas puesto aún al servicio de tus dones y del mundo, al menos de manera consciente. Debes realizar un viaje deliberado para descubrir quién eres y ponerte en contacto contigo. Puedes comenzar buscando de forma activa cosas, personas, lugares, libros, que te ayuden a recordarte. Estar aquí ya es un gran paso.
4. No estás siendo tú misma (porque no te conoces) y te has identificado con alguno de tus personajes, entonces crees que no te amas, pero lo que en realidad no amas es a ese o esos personajes de tu ego. Es imposible no amarse porque nuestra esencia es el amor. Es imposible amar a otros y no amarse a sí misma, debes recordar esto. No estamos deprimidas, estamos distraídas de nuestro ser esencial con los personajes del ego. Y es que para “protegernos” del mundo, muchas veces construimos máscaras o personajes que nos permiten sobrevivir y adaptarnos -por adormecimiento y de manera ilusoria por cierto- a esta realidad. Está bien usar los personajes, todos los tenemos, pero debemos regresar siempre a nuestro Yo neutral en conexión con nuestro Ser superior o esencial.
5. No sabes que puedes elegir algo diferente porque crees que la vida es algo que te pasa y no algo que tú creas. Quien has sido hasta hoy es una opción, no una imposición. Debes dejar de contarte las viejas historias (por reales que parezcan) y decidir cuáles serán tus nuevas historias, decidir dónde poner el foco y qué emociones vas a cultivar. Debes saber que los pensamientos se pueden elegir. No son algo que te sucede “por arte de magia”.
6. No te has alineado con las leyes fundamentales del Universo. Cada día debes intencionar conectarte con estas leyes, conocerlas y aplicarlas para que puedas distinguir lo real de lo ilusorio y para que comprendas cómo funcionamos. Porque aunque no conozcamos estas leyes, nos rigen igual. Por ejemplo, yo puedo no conocer la ley de la gravedad, y aun así si suelto una piedra que tengo en mi mano, va a caer al suelo, produciendo un efecto. Puedes comenzar estudiando las enseñanzas del hermetismo (descritas en el Kybalión) o las 7 leyes espirituales que explica muy bien Deepak Chopra en sus libros.
7 . Has olvidado quién eres de verdad y por tanto no confías en ti y en tus habilidades. Si te sientes menos y te comparas es porque te has dejado llevar por la ilusión de lo que no eres, has olvidado que todo es para tu más alto bien y que ya tienes todo lo que necesitas para hacer una contribución significativa al mundo desde lo que eres. Aprende a hablar contigo misma usando tu intuición y aprende a escuchar lo que te quiere decir la vida.
8. Crees que las emociones molestas que sientes debes soltarlas (excluirlas) para no sentirlas más. Pero es aprendiendo a sentir honestamente lo que sientes que no te gobernarán más.
9. Tu sistema nervioso está sin espacio: No te permites los errores y reaccionas cuando hay alguno. Has olvidado que al final siempre sale como lo correcto. En ese intento, tu sistema nervioso se va sobrecargando cada vez más, te ves sobrepasada por tus emociones y por los eventos de la vida, y te vas quedando sin espacio para recuperar tu equilibrio y armonía en todos sus aspectos (físico, mental, emocional y espiritual).
10. Crees que no se puede vivir de hacer lo que amas, monetizar tus pasiones y alcanzar tu libertad financiera.
11. No has logrado aquello que deseas, pero no sabes que no lo deseas tanto como crees. ¡Exacto! Porque cuando reamente deseas algo ¡lo das todo! para conseguirlo. Es un tema de prioridades más bien. Debes revisar qué decisiones has estado postergando y reemplazarlas por una acción comprometida (estrategia). Debes revisar tus prioridades y garantizar su cumplimiento.
12. Estás enojada y te sientes impotente porque no has conseguido lo que deseas o crees desear, por no cumplir tus expectativas, por “no avanzar” en tu vida o por no poder comunicar lo que sientes. Debes saber que la vida siempre te está dando lo que necesitas, y si no te lo está dando es porque no lo necesitas (aunque creas que sí).
13. Tienes miedo a perder lo que ya tienes (generando mayor inseguridad y más miedos) e impidiendo que te conectes con la gratitud. Necesitas reemplazar la queja y la crítica por gratitud. Para ello realizaremos el Detox emocional con el desafío de 21 días.1
14. Te has concentrado en la cantidad en vez de la calidad, viviendo una vida sin significado, sin norte, desconectada de la agenda del alma, de tu intuición y del GPS que es tu corazón.
15. No sabes que la forma en que te estás expresando en el mundo ya está marcando la diferencia, sí, con tu sola presencia o existencia. Debes hacerte las preguntas correctas cada día para ir conectando con tu poder, tu grandeza, tu plenitud y tu felicidad.
16. No tienes disciplina y hábitos que te permitan liberarte de los viejos condicionamientos que te limitan y alinear tu biología (estado físico y energético) con tu verdadero ser. El mejor hábito que puedes desarrollar es la meditación y el cuidar tu cuerpo físico, tu energía y tu salud. Cuando lo hagas, te dirigirás de forma natural hacia tu verdadera esencia, hacia quien realmente eres y lograrás claridad. El siguiente hábito a desarrollar es dejar de culparte –y por tanto perdonarte- pues eso obstaculiza que te conectes con tus dones y poder personal.
17. Estás viviendo en piloto automático, en modo sobrevivir en vez de vivir. Cuando permites que el piloto automático conduzca tu vida, lo hace. Y al hacerlo te tomas la vida muy en serio, olvidas que es un juego y te pasas tratando de controlar lo incontrolable pretendiendo ser gerente general del universo. Al hacerlo te pones a los hombros más y más peso innecesario, te estresas, te impacientas y tu punto de atracción varía.
18. No has aprendido a convertir tus miedos en tus aliados, a usarlos como trampolín hacia tu felicidad y realización. No es verdad que la vida está al otro lado del miedo como dicen por ahí, sino más bien cuando aceptas que va a seguir estando ahí, que no eres eso y que a pesar del miedo vas a ir por tus sueños. Debes aprender a reconocer tu miedo, a sentirlo y a observar cuándo te está indicando que estás a punto de alcanzar algo grande.
19. Crees que ser feliz no incluye los momentos de dolor y tristeza. Claro, porque la creencia generalizada es que la felicidad es un estado permanente de “éxtasis” donde no hay problemas, y puede ser confundido con un estado hormonal de “yiuhu!!!”, algo así como la sensación de enamoramiento. Estoy de acuerdo en que ese estado inicial de las relaciones es muy placentero, pero eso NO es felicidad por definición, es enamoramiento. No, tampoco es amor, es enamoramiento. Si eres madre sabrás que se puede ser inmensamente feliz incluso teniendo lágrimas en los ojos por el cansancio. La verdadera felicidad es paz interior, es certeza y conlleva un sentido de satisfacción y un espacio interno infinito.
Puede parecer mucho, lo sé, pero cuando aprendemos a conducir un automóvil también parece mucho. Sin embargo, sabemos que debemos incorporar todo el conocimiento de la teoría y luego llevarlo a la práctica de manera integrada y armónica para lograr que auto avance, luego perfeccionar ese accionar hasta ser capaces de conducir por la ciudad sin poner en riesgo nuestra vida. Aquí es lo mismo. No más excusas, es hora de decidir, tomar acción, elegirte, aprender y perfeccionar el arte de manejar el auto de tu vida.